Los albergues de las Naciones Unidas en Gaza enfrentan una emergencia humanitaria sin precedentes, ya que miles de personas buscan refugio en el hospital más grande del territorio, mientras las instalaciones de la ONU se quedan sin agua. Los médicos se ven abrumados al atender a pacientes cuyas vidas están en peligro debido a la inminente ofensiva terrestre israelí y al agotamiento de los generadores de energía.
Los civiles palestinos, ya afectados por años de conflictos, luchan por sobrevivir en medio de una operación militar israelí sin precedentes, desencadenada por un ataque extremista de Hamas el 7 de octubre, que ha cobrado la vida de 1,300 israelíes en su mayoría civiles.
Israel ha cortado el flujo de alimentos, medicamentos, agua y electricidad hacia Gaza, destruyendo vecindarios enteros con ataques aéreos y ordenando a los habitantes del norte del territorio que se desplacen al sur en previsión de un ataque planificado.
El Ministerio de Salud de Gaza informó que más de 2,300 palestinos han perdido la vida desde que comenzaron los combates el fin de semana pasado.
El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, indicó que las autoridades israelíes le informaron que habían reanudado el suministro de agua en el sur de Gaza. Sin embargo, fuentes en Gaza y un portavoz del gobierno local negaron que el agua estuviera fluyendo nuevamente.
Las condiciones empeoran cada día. Las personas hacen largas filas fuera de las panaderías, temiendo la escasez de alimentos. En medio de cortes de energía generalizados, muchas familias no tienen acceso a agua limpia y deben recurrir a pozos sucios o al mar, aumentando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua.
El hospital Shifa de Ciudad de Gaza, el más grande de la región, ha tenido que acomodar a aproximadamente 35,000 personas en sus instalaciones, convirtiéndose en su último refugio contra los combates. A pesar de la multitud, siguen llegando cientos de heridos a diario.
La comunidad internacional ha sido testigo de la tragedia y la Organización Mundial de la Salud ha solicitado la creación de un corredor de emergencia para el transporte de asistencia humanitaria, pero hasta el momento no hay indicios de que esta medida se implemente en el futuro cercano.
La situación se agrava aún más en los hospitales, donde el personal médico lucha por mantener a los pacientes con vida. Se teme que la falta de combustible para los generadores ponga en riesgo la vida de muchos pacientes que dependen de equipos médicos y atención continua.
Los trabajadores de salud, al igual que la población civil, también han sido víctimas de la violencia, con informes de médicos y personal de atención médica fallecidos en ataques aéreos.
Mientras tanto, medio millón de residentes de Gaza han buscado refugio en albergues de la ONU en todo el territorio, pero incluso allí, los recursos escasean y el agua se raciona. La población enfrenta una grave crisis humanitaria con la escasez de alimentos, agua y electricidad, y la comunidad internacional sigue presionando por una solución pacífica a esta escalada de violencia en Gaza.